Poco a poco, los países de la UE van desvelando sus cartas con sus apoyos para liderar el Banco Europeo de Inversiones. El puesto al que concurren la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, o la ex vicepresidenta de la Comisión Europea, Margrethe Vestager, no podría estar más disputado. Y Alemania parece que decidido posicionarse por la candidata española.
Así lo ha avanzado este martes Bloomberg, que ha informado de que el Gobierno de coalición alemán finalmente se decantará por Calviño. Este ejercicio por consensuar la divergencia de posturas en el Ejecutivo alemán deja ahora en manos de Francia el peso de la decisión. Y es que estos dos países serán clave a la hora de elegir al sucesor en la presidencia del brazo inversor de la UE, pues poseen el 18% del accionariado cada uno, al igual que Italia.
Ya a su entrada al Ecofin en Luxemburgo, el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, informó de que Berlín había tomado su decisión, aunque no podía hacerla pública. Las aspirantes con más posibilidades son Calviño y Vestager aunque al puesto se presentan también el ex ministro de Economía italiano Daniele Franco, la polaca, Teresa Czerwinska, y el sueco Thomas Ostros, ambos vicepresidentes del BEI.
El ministro de Finanzas belga, Vincent Van Peteghem, que ostenta la presidencia del Consejo de Gobierno del BEI y que, por tanto, establece los plazos para la selección del nuevo líder del organismo subrayó a su entrada al Eurogrupo en Luxemburgo que gran parte de la decisión estaría en manos de París y Berlín
Para seleccionar al candidato se necesita un apoyo mínimo de 18 Estados miembro y el 68% del accionariado del brazo inversor de la UE. La distribución del capital del BEI es considerablemente desigual, con Francia, Alemania e Italia dueños de un 18% cada uno, tendrán la llave de la presidencia del BEI. España cuenta con un 11,3% y le siguen el poco más del 5% de Bélgica, Países Bajos y Polonia.
No quiso desvelar su posicionamiento el ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, que se limitó a alabar la calidad de los candidatos y a puntualizar que París no ha tomado aún su decisión. Una baza que el Ejecutivo galo podría utilizar para conseguir otros intereses.
Fuente: El Economista
